11 may 2015

El tesoro escondido


Ya no podíamos contar con él. Algunas reuniones familiares nos había relatado su sufrimiento en aquel reformatorio, otras veces, cómo había conseguido llegar de polizón a América y…tantas y tantas historias; pero, desde que la abuela había caído enferma apenas articulaba palabra.

Un día, tras la muerte de la abuela, con una copa de vino calentando su ánimo, nos habló de un gran amor: “Él fue quien llenó mi vida”, dijo. Pronunció la frase con la mirada perdida y, así quedo. Mi padre no para de mirarle a los ojos desde entonces, aunque, sabe que nunca encontrará la respuesta que busca.