Carta a Robert Louis Stevenson


Querido y admirado Robert. Hace unos días, sonó el timbre de mi puerta. Me encontraba en mi despacho mientras mi compañera salía a abrir. Al poco, oí gritos y salí corriendo; en la calle, mis vecinos y otras personas se lamentaban; mi compañera gritaba y Bosco, mi perro, venía hacia mí con sus fauces ensangrentadas. No supe lo que ocurría hasta que vi a Blacky, el pequeño perro de mis vecinos, que se ocultaba tembloroso bajo un coche. Pronto comprendí y me apresuré a sacarlo de su escondite, envolverlo en una toalla y junto con mis vecinos, trasladarlo al hospital veterinario.
Hoy me encuentro sentado plácidamente en mi sofá. Bosco está tumbado sobre mis pies. Dejo el libro que me ocupa y lo miro. Él me devuelve una mirada líquida en la que cabe toda la ternura y busca mi caricia. Ayer me enteré de la muerte de Blacky y no puedo dejar de acariciarlo.
Desde el incidente pienso en ti y en la dualidad que nos conforma ¿Es Hide quien acabó con la vida de Jacky? ¿Es Jekill quien me aporta la fidelidad y la ternura? No lo sé. Sólo sé que somos capaces de lo mejor y de lo peor. Formamos parte de la eterna lucha entre el bien y el mal. No me importa si el bien es la ausencia del mal o lo contrario; lo que me importa es el equilibrio. El Yin y el Yan de la historia. Y parece que en este devenir, el bien pierde por goleada.
Lo uno y lo múltiple también juegan aquí su partida: mi bien… vuestro bien… Hay quien busca de la sobrevalorada felicidad el suyo propio, a expensas que éste, suponga una merma en el bien de los demás. Hoy, tenemos claros ejemplos en el abominable tema del caso Barcenas con sus basuras colaterales y antes los tuvimos en múltiples casos de personas que “venden su alma” por un puñado de lo que sea.
El bien Común: Valor político por excelencia, está hoy totalmente denostado y en horas bajas. He leído estos días que la cúspide de la pirámide está podrida y hay que limpiarla. No lo dudo; pero cuando la porquería llega arriba ¿quien me dice que no existe abajo? Vivo en una sociedad cuya sabiduría popular dice: “Quien no tiene padrinos no se bautiza”,”A quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, o ponme donde haya que ya me encargaré yo de coger”. Si queremos cambiar la sociedad comencemos por nosotros mismos.
Es sabido que depende donde te posiciones puedes ver unas cosas sí y otras no. Tu sabes Robert que somos bastante estáticos; no solemos cambiar de posición para ver las cosas desde otro lugar, para tener otros puntos de vista. De esta forma fortalecemos más a Hide o más a Jekill cuando los dos formamos uno.

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