El despiadado monstruo neoliberal que pasea por las cavernas de los paraísos fiscales y tiene su cuartel general en las cloacas de Wall Street, que socializa en cacerías y habita en el paraíso de los monstruos, que se baña en piscinas de codicia, ese mamón que después de vaciar la teta se la come, quiere enseñarnos a vivir y nos manda a sus eunucos lameculos, disfrazados de tiburones para hacer apostolado de su vomitiva doctrina . No me imagino la convivencia con semejantes personajillos: ¿de qué se podrá mantener una conversación?, ¿cuales serán sus sentimientos?, ¿conocerán la empatía, la solidaridad, el amor, conocerán la vida?, o estarán sumidos en ese feroz letargo vital que les proporciona su sangre; cuya estructura molecular es la misma que la de los billetes licuados. Decía el maestro Machado que es un necio quien confunde valor y precio. El liberalismo, no vale lo que nos cuesta.
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